jueves, 12 de diciembre de 2013

La moto en UK

Los ingleses son conocidos por el fútbol, Gibraltar, Margaret Tatcher, los Beatles, su asquerosa comida y su cerveza entre otras miles de cosas. Pero esto no tiene absolutamente nada que ver con eso. Esto tiene que ver con los ingleses y la moto. O más bien con los ingleses y su forma de vivir la moto. Pues al lío.



Corría el año 98 y yo estaba viviendo en Birmingham, segunda ciudad en número de habitantes de UK, famosa solamente por lo fea que es, por su industria y por su equipo de fútbol, el Aston Villa.

Para ponernos en contexto, tipo José Luis Garci en días de cine, decir que en esos años Crivillé estaba peleando con Doohan por el mundial (hasta que se destrozó la mano en Assen), quedando subcampeón ese año Max Biaggi.



También fue el año en que Simon Crafar le metió en Silverstone casi 15 segundos al mismísimo Doohan gracias a unos neumáticos Dunlop “mágicos”.



Y ese mismo año se corrió el GP de Madrid en mi queridísimo Jarama. Harada, Rossi y Capirossi pelearon por el mundial de dos y medio; y Kazuto Sakata se hace con el mundial de “cientoveinticinco”.

Abandonamos el “Continental Circus” de momento y volvemos al caso que nos ocupa. Tras una serie de coincidencias y muchos fines de semana absurdos, consigo conocer a una persona que conoce a dos personas más que les gustan las motos. Y nos presentan (o introducen ya que estamos en Birmingham, utilicemos anglicismos). Entonces  empieza una “relación” motera de verdad, auténtica. Conocí otras costumbres de vivir la moto y, sobre todo, conocí que la pasión por la moto se puede mantener toda una vida. Con altibajos, pero durante toda la vida.

Las dos personas en cuestión eran un matrimonio de entre 40 y 45 años. Entre los dos tenían más km encima que las Sanglas de la Guardia Civil. Me invitaron a tomar un té una tarde (no os riáis, no es coña lo del té) y estuvimos cerca de 6 horas sin parar de hablar de motos, circuitos, pilotos, viajes a GP, viajes a la Isla etc etc.

Pero no me pasaron a su “templo”, al garaje, hasta la última hora de conversación. Allí había una Honda Varadero nuevecita, una Suzuki RGV 400 y una Guzzi LeMans 850 muy bien mantenida. Por cierto, acababan de vender su Africa Twin para cambiarla por la Varadero. El tipo se ponía melancólico al hablar de la África, tanto que preferí cambiar de tema y seguir alabando la RGV 400.



Conocí los distintos gustos y preocupaciones del motero británico de aquella época, cosas como su obsesión por la sal de la carretera y su efecto destructivo sobre los cárteres. Cosas como la importancia que para ellos tenían las barras protectoras de los carenados en determinados sitios porque en los Ferries se golpeaban siempre en el mismo sitio. O el porqué de su amor por el Mundial de SBK (Fogarty arrasaba en aquella época) y por los circuitos urbanos. Qué decir de su capacidad para seguir disfrutando de la moto los días de lluvia…..no digo “circulando” o “montando”, digo DISFRUTANDO.

Durante nuestras largas conversaciones a lo largo de ese invierno conocí el “Mad Sunday” de la Isla de Man. Me lo explicaron con pelos y señales y, la verdad, deja los pelos de punta. No sabía que los alemanes (sí, sí, los alemanes) estaban tan mal de la cabeza, con la buena imagen que tenemos del motero teutón en España.



Personalmente soy un enamorado de la Isla, pero entiendo que haya gente que piense que es una locura y blablabla….Mi respuesta ahí es como el tema de los toros: “es muy difícil que un extranjero entienda a un español con este tema”. La Isla de Man es una tradición, una cultura, una forma de vivir. Que se lo pregunten a Burgaleta y a los chicos de La Moto…..



Igualmente tuve la ocasión de compartir con ellos el Salón de Birmingham, donde me presentaron a Niall Mackenzie, piloto escocés de la época. Un gran tipo que TAMPOCO entendía que hacia un español por allí. Decía que me fuera a Jerez, que era más bonito, más divertido y las chicas eran bastante más guapas.



En definitiva, nada como salir y compartir el mundo de la moto con gente de fuera para descubrir cosas nuevas que nos van a hacer seguir enganchados a esta pasión.

En algún momento a lo largo de la vida del blog volveré al tema de “los ingleses”, pero como primera inmersión, me parece más que suficiente. Otro día hablaremos de los cambios de impresiones respecto a los pilotos españoles, su impresión sobre el motero español, su envidia sana hacia nuestros circuitos y nuestro clima, su conocimiento sobre OSSA y Bultaco y su forma de viajar a los Grandes Premios.


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